martes, 19 de enero de 2016

DE VIAJE


Para cerrar el año 2015, la editorial Random House lanzó un libro póstumo del genial Gabriel García Márquez. Su título es De viaje por Europa del Este y relata el periplo del escritor colombiano por los países de régimen soviético (Alemania Oriental, Checoslovaquia, Polonia, Hungría y la Unión Soviética) en el año 1957.  El libro narra el encuentro de un joven García Márquez con una realidad que describe como kafkiana. La resignación ciudadana, la infinita e inútil burocracia gubernamental y el desorden generalizado son analizados por el bisturí narrativo –a veces un tanto ingenuo, pero siempre preciso– del escritor.

En diferentes foros, e incluso desde la editorial que lo alumbra, se le compara con otro título del autor colombiano, Relato de un náufrago. Pero lo cierto es que esas similitudes se limitan al estilo –aparentemente periodístico– y la forma en la que fueron publicadas las obras por primera vez –por entregas en revistas o periódicos colombianos, previo al lanzamiento en su formato definitivo–. Porque hay dos elementos fundamentales que hacen a este nuevo libro distinto del anterior y que lo convierten en lo que al final ha resultado ser.


Fotografía de Pablo Barroso

El primero de ellos es que en esta ocasión el autor relata una experiencia que vivió de primera mano. Así, las narraciones sobre la maravillosa y calmada Praga, la falsa Berlín, la cultivada Varsovia o la temerosa Budapest resultan tan cercanas como concisas. Íntimo, personal e incluso a veces visceral, García Márquez vuelve a poner el acento en el gusto por el detalle para interpretar el mundo. Las manos femeninas de Stalin, de uñas delgadas y transparentes, o la indecorosa adolescencia de los guardias que custodiaban el portón del mundo oriental no escapan de su espíritu narrativo.

El segundo es una pequeña trampa que el autor se permite. Porque en realidad, lo que narra como un viaje fueron dos aventuras separadas por dos largos años –el primero de ellos en 1955 y el segundo en 1957–. Pero eso el lector no lo percibe. Gabo es un perfecto y meticuloso narrador de historias y anudar dos sucesos como estos debió de suponer apenas un recreo para el escritor.

En definitiva, Gabriel García Márquez baraja en este libro: un análisis limpio e impecable de la dolorosa realidad que encontró, el descubrimiento de una masa esperanzada y alimentada de propaganda socialista y, finalmente, la imagen de un mundo terrible que disolvía al individuo. Todo ello sazonado de ironía, humor, realismo y cierta dosis de decepción que el autor permite que el libro transpire. Literatura en estado puro.

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